Desde un lugar brillante por su resplandeciente azul en el sistema solar, se contempla la inmensidad del amor creador de Dios y el anuncio de la buena nueva llevada a cabo por Jesucristo en la historia de salvación. Hoy más que nunca, la Iglesia nos invita a ser parte de la causa del resucitado que sana al débil, clama por el pobre, actúa coherentemente, genera paz, transfigura el corazón de piedra y se compromete con el prójimo.
Es hora de caminar, contemplar y desafiarse ante los nuevos signos, lo cual exige un compromiso con la madre tierra, con el inmigrante, con el que sufre en silencio y con quien quiere ser fermento de paz. Hemos vivido muchas semanas santas, pero qué tal si vivimos la del 2024 con el corazón impregnado de SOLIDARIDAD, EMPATÍA, SERVICIO, ALEGRÍA, ESPERANZA y ESCUCHA del Señor, para descubrir atentamente su interpelación desde la propia realidad y decir: “ahora, ¿qué quieres de mí?”.
Desafiémonos a salir de lo rutinario y celebrar la pascua, vencedora de lo superfluo, del individualismo, la manipulación y la guerra. Somos una fuerza increíble que, desde el humanismo, la ciencia y la tecnología, podemos lograr en nuestras familias y territorios transformaciones en quien es el camino, la verdad Y la vida… Jesucristo. ¡La historia nos invita a ser testimonio y protagonista del evangelio, llenándonos plenamente del Espíritu y constituyéndonos en fermento de su pueblo… vivamos la Semana Santa 2024!
