La felicidad puede parecer un misterio, pero no es solo cuestión de suerte o karma. Estudios de la Universidad de Harvard sugieren que es parte de nuestra naturaleza humana y puede ser cultivada. La verdadera felicidad se construye, a menudo a partir de la lucha y el esfuerzo, no solo desde la alegría, sino también desde el dolor. Los antiguos chinos y griegos creían que la felicidad era resultado de una vida libre de obstáculos y virtuosa, destacando la importancia de la responsabilidad personal. El Dalai Lama lo reafirma, al indicar que la felicidad es un propósito que se compone de cuatro elementos:
- Filosofía de vida
- Relaciones familiares
- Amigos
- Trabajo significativo
Esto traducido en una ecuación es:
Satisfacción = __Qué tienes__
Qué quieres
Pero ¿Cómo se consigue poner en práctica esta ecuación? Es sencillo, para construir relaciones interpersonales sólidas, necesitas desarrollar habilidades sociales y reflexionar sobre lo que está funcionando bien en tu vida y cómo potenciarlo. La psicología positiva destaca la importancia de la gratitud y sugiere reducir las críticas y reacciones irritadas. En su lugar, se trata de abordar emociones "desagradables" con aceptación y aprovecharlas constructivamente. Un miembro del Instituto de la Felicidad de Copenhague también subraya la necesidad de reconocer y aceptar el malestar como parte de la experiencia humana. Para entenderlo mejor, propone un ejemplo, ante una injusticia expresemos la indignación, de forma asertiva por supuesto, y defendamos nuestros derechos: “Si se hubiera tratado de calmar la rabia en lugar de salir a las calles no habría sido posible ninguna de las revoluciones que nos han dado los derechos que hoy disfrutamos”.
Para cerrar, construir la felicidad implica participar activamente en el cuidado de la salud mental, no hacerlo, es como esperar tener un cuerpo esbelto, en forma y saludable sin hacer nada.